La pequeña bodega de jabones, velas e importados, abierta en 1945 por Guillermo Wright Vallarino es hoy una de las 500 empresas más eficientes del continente y la mayor red de supermercados de Ecuador. El espectacular crecimiento del grupo La Favorita fue construido con base en una mezcla de buenas ideas, organización, disciplina y decisiones acertadas.
Las cifras de La Favorita, 62 años después de su fundación, impresionan: entre diciembre de 2002 y noviembre de 2003 más de 23,5 millones de clientes pasaron frente a las registradoras de sus almacenes, en una nación de poco más de 12 millones de habitantes. Es como si el país entero hubiera entrado dos veces a comprar en la cadena.
La historia de la expansión empieza en 1957, cuando La Favorita inauguró el primer autoservicio del país y fue creciendo como negocio poco a poco hasta 1970, cuando se subió en la nueva ola de los centros comerciales, que empezaban a construirse en Ecuador, siguiendo la moda de los grandes malls en Estados Unidos.
El gran salto ocurre tras la construcción del Centro Comercial Iñaquito, en Quito, donde La Favorita abrió un Supermaxi en 1971, iniciando el modelo y el nombre que llevarían a la empresa a consolidarse en los años ochenta y noventa. Para 1981 la marca Supermaxi ya estaba en los centros comerciales Amazonas, CCI, América y el Centro Comercial del Sur y para 1988 La Favorita ya tenía 1 029 accionistas frente a los tres con que contaba en el año de su fundación.
Nuevamente otra decisión acertada, como la de entrar en los centros comerciales, le dio impulso a la empresa: en 1977 sus ejecutivos resolvieron que era mejor centralizar las bodegas, esto significó que la mercancía no iba a ser recibida por cada local, sino que iría a un único lugar de almacenamiento desde donde sería repartida a cada almacén. Para los ejecutivos de La Favorita esta decisión, aparentemente simple, tuvo un gran impacto en el crecimiento de la empresa.
El control sobre los proveedores se hizo más eficiente, los costos (una vez centralizados) disminuyeron, la verificación de calidad se hizo más sencilla y La Favorita racionalizó un proceso que era largo y difícil. Sus competidores no adoptaron esta estrategia y por eso no han logrado las tasas de crecimiento de La Favorita, dice uno de los ejecutivos de esta última.
El efecto inmediato del modelo fue la posibilidad de que La Favorita, una vez resuelto el esquema de provisión, pudiera abrir locales en otras ciudades del país.
Una prueba de fuego
El modelo de centralización traería consigo, también, uno de los mayores retos que debió afrontar La Favorita en su historia.
En la noche del 15 agosto de 2001 un incendio redujo a cenizas los 45 mil metros cuadrados de bodegas de la empresa en Quito, que habían sido inauguradas en 1988, tras 15 años de construcción por etapas, y que concentraban las provisiones para sus supermercados.
Fue literalmente una 'prueba de fuego' para la administración de La Favorita. "Dejamos de entregar la mercancía a los almacenes solo durante 24 horas. Al día siguiente ya estábamos recibiendo legumbres en bodegas alquiladas a nuestros mismos proveedores y continuamos funcionando", dice un ejecutivo de La Favorita para quien "ahí se vieron la capacidad, la organización, la fuerza de la empresa y el compromiso de su equipo humano".
Las firmas Unilever, Bopp, La Universal, Medias Roland y la familia Abedrabo les prestaron sus bodegas durante un año, pero La Favorita convirtió el problema nuevamente en una oportunidad de negocios: inauguró en septiembre de 2002 un moderno complejo administrativo y de bodegas cerca de Sangolquí, a las afueras de Quito.
Son 100 mil metros cuadrados de área de almacenaje, donde la disciplina para todos los proveedores es espartana: cada proveedor tiene un día y una hora exactas para descargar sus productos, si no fuera por eso, atender a más de 6 000 surtidores sin un horario fijo derivaría en el caos total: "Es por eso que nunca tenemos filas de camiones frente a las bodegas", recalca un empleado de La Favorita.
Identidad y apertura
La Favorita es una de las pocas empresas en Ecuador que hace públicos sus balances, porque cotiza en la Bolsa desde hace 25 años (en eso también es pionera). Tiene el 50% de su capital representado en acciones y un modelo de administración de burocracia cero, en el que nadie se queda sentado ocho horas frente a un escritorio; la cúpula de la empresa visita constantemente los almacenes, mezclándose con el público, para medir de primera mano cómo van las cosas.
Otra ventaja que le permitió crecer es el hecho de haber tenido siempre una identidad bien definida y un foco claro, según un ejecutivo de la empresa. La Favorita nunca quiso abrir grandes hipermercados al estilo Carrefour, K Mart o Wall Mart, se hizo más bien a un perfil de supermercados medianos y grandes pero no tanto como para convertirse en bodegas.
Otro de los puntales de la filosofía de la empresa también le ha servido como plataforma de crecimiento: La Favorita entra a producir en las áreas en las que el mercado no está listo para suplir la demanda de productos.
Un ejemplo de esto es el segmento de carnes. La empresa vio la necesidad de mejorar la calidad del producto y comenzó a monitorear las reses en los criaderos para asegurarse de que el ganado no supere los 24 meses de edad y que la carne sea suave.
Adicionalmente, La Favorita abrió un camal frigorífico en Santo Domingo de los Colorados (Pichincha), para controlar los procedimientos de sacrificio del ganado y montó una red de frío, que no existía antes.
La Favorita también tiene una empresa dedicada a la cría de pollos, una pasteurizadora de leche, pan fresco con la línea Maxipan.
Benchmarking
Para mantenerse eficientes, monitorean a los demás supermercados de la región y se comparan con ellos constantemente; la práctica se llama benchmarking y es uno de los motores que empuja a la empresa a continuar innovando pese a que ocupa ya una posición de líder indiscutido en el mercado local y, al parecer, sin amenazas a la vista.